Jacob Elordi: cómo pasó de Euphoria al cine serio sin perder su estilo

Con solo 27 años, Jacob Elordi ha logrado lo que muchos actores de su generación apenas sueñan: consolidarse como un rostro deseado por el público joven sin quedar atrapado en papeles repetitivos. Desde su explosión en la serie adolescente Euphoria, donde interpretó al conflictivo Nate Jacobs, hasta sus más recientes trabajos en el cine independiente y de autor, Elordi ha sabido migrar con inteligencia, elegancia y riesgo hacia una carrera cinematográfica que lo ubica como uno de los actores más interesantes del momento.

De ídolo teen a actor de culto

Elordi saltó a la fama con The Kissing Booth, una comedia romántica ligera de Netflix que lo convirtió en uno de los galanes juveniles del streaming.

Sin embargo, fue con Euphoria que mostró por primera vez una complejidad actoral mucho mayor. Su Nate Jacobs no era solo el clásico chico malo: era un personaje oscuro, violento, emocionalmente fracturado, y Elordi se sumergió en ese abismo con una intensidad inesperada.

Pero a diferencia de muchos actores jóvenes que se acomodan en ese tipo de roles, Jacob decidió cambiar de carril antes de que el público lo encasillara. Su ambición artística quedó clara cuando comenzó a rechazar propuestas comerciales para apostar por directores con visiones autorales y películas con peso narrativo.

“Saltburn” y “Priscilla”: su nueva etapa

Dos de sus proyectos más recientes —y comentados— son prueba de ese cambio de rumbo.

En Saltburn, dirigido por Emerald Fennell, interpreta a Felix Catton, el joven aristócrata británico que encarna el privilegio, la belleza y el vacío existencial. Su presencia física sigue siendo clave, pero lo que sorprende es su capacidad para dosificar emociones, insinuar más que mostrar, y sostener el equilibrio entre la seducción y el desconcierto.

Por otro lado, en Priscilla, bajo la dirección de Sofia Coppola, se pone en la piel de Elvis Presley en una de sus interpretaciones más contenidas y humanas. Lejos del showman explosivo, Elordi compone un Elvis íntimo, vulnerable, obsesivo. La decisión de Coppola de no elegir a un imitador, sino a un actor que pudiera transmitir la complejidad del ídolo desde lo emocional, se revela como un gran acierto. Jacob no imita: interpreta, y lo hace con madurez.

Estilo personal: la elegancia del riesgo

Mientras su carrera da un giro hacia el cine más sofisticado, su estilo fuera de pantalla acompaña esa transformación. Jacob Elordi ha sido elogiado en revistas de moda de todo el mundo por su elegancia relajada, su gusto por las siluetas clásicas con un toque contemporáneo, y su capacidad para convertirse en un ícono fashion sin esfuerzo aparente.

Firmas como Bottega Veneta, Valentino o Burberry lo han elegido para campañas y front rows. Lejos del look juvenil que lo acompañó en sus primeros años, hoy apuesta por trajes oversize, cuero, gafas vintage y cortes limpios. Su imagen transmite algo que pocos logran en Hollywood: una mezcla de misterio, distancia y autenticidad.

Una nueva generación de masculinidad

Jacob representa a una nueva camada de actores masculinos que no temen explorar personajes ambiguos, sensibles o incómodos. Como Timothée Chalamet o Barry Keoghan, Elordi se aleja del estereotipo del macho hollywoodense tradicional y ofrece algo distinto: una masculinidad moderna, estética y emocionalmente compleja.

Esa elección no es casual. Es parte de un cambio cultural en el que los actores ya no necesitan demostrar fortaleza a través de músculos o acción, sino a través de vulnerabilidad, inteligencia y sensibilidad. Jacob Elordi lo entendió desde temprano y lo convirtió en su marca.

Lo que viene

Con su agenda llena de proyectos prometedores, Jacob se perfila como una de las figuras más versátiles del nuevo cine internacional. Ya sea en dramas intimistas, thrillers provocadores o biopics arriesgados, su compromiso con papeles exigentes y directores de autor habla de una estrategia clara: ser recordado no solo por su rostro, sino por su trabajo.

Y lo está logrando.

En tiempos de sobreexposición y fórmulas repetidas, Jacob Elordi es un caso atípico: un actor que no teme reinventarse, que respeta su arte y que elige con la cabeza, el corazón y el estilo. Su camino recién comienza, pero ya está dejando huella.