Florence Pugh: rebelde, potente y siempre en tendencia

Si hay una actriz que ha conquistado Hollywood sin perder su identidad, esa es Florence Pugh. Con apenas 28 años, la británica se ha convertido en un referente actoral, estético y generacional. Dueña de una presencia arrolladora, una voz inconfundible y una actitud desafiante frente a los estereotipos, Pugh combina talento, audacia y estilo como pocas.

Desde dramas históricos hasta thrillers contemporáneos, desde superproducciones de Marvel hasta películas de autor, Florence ha demostrado que no hay molde que le quede cómodo. Y eso, precisamente, es lo que la vuelve fascinante.

Un talento que no se puede encasillar

Su debut en el cine llegó en 2014 con The Falling, pero fue en 2019 cuando su carrera explotó con tres proyectos radicalmente distintos y todos exitosos: Fighting with My Family, Midsommar y Little Women.

En Midsommar, dirigida por Ari Aster, interpretó a Dani, una joven que lidia con el duelo y la dependencia emocional en medio de una secta escandinava. Su actuación fue aclamada por la crítica y la convirtió en una de las nuevas caras del terror psicológico contemporáneo.

Ese mismo año, en Little Women, dio vida a Amy March con una sensibilidad moderna y sin caer en el cliché de la “hermana antipática”. Por ese papel, recibió una nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto, confirmando su versatilidad y profundidad.

Marvel y el mainstream: Yelena Belova

Lejos de quedarse en el cine independiente, Florence sorprendió al unirse al universo Marvel como Yelena Belova, la nueva Viuda Negra. Apareció por primera vez en Black Widow (2021) junto a Scarlett Johansson, y luego en la serie Hawkeye.

A pesar de las críticas que suelen recibir las películas de superhéroes por parte de los sectores más puristas del cine, Pugh demostró que es posible llevar carisma, intensidad y autenticidad incluso a los proyectos más comerciales. Su Yelena es sarcástica, emocional, dura y entrañable, y ha sido una de las adiciones mejor recibidas del MCU en los últimos años.

Un ícono de estilo sin pedir permiso

Florence Pugh no solo brilla en la pantalla: también lo hace fuera de ella. Su estilo en alfombras rojas ha dado que hablar en todo el mundo por su atrevimiento, sofisticación y libertad. Vestidos transparentes, cortes asimétricos, colores intensos y una actitud segura hacen que cada aparición suya sea un statement.

Lejos de seguir las reglas tradicionales de la moda de Hollywood, Florence ha defendido públicamente el derecho de las mujeres a vestirse como quieran, sin ser sexualizadas o criticadas por ello. En más de una ocasión respondió con elegancia y contundencia a quienes intentaron cuestionar sus elecciones estilísticas, consolidándose como una voz fuerte en temas de cuerpo, género y expresión personal.

Trabajos recientes y lo que viene

Luego de su intensa participación en Don’t Worry Darling (2022), donde compartió pantalla con Harry Styles bajo la dirección de Olivia Wilde, Florence volvió a sorprender con su trabajo en The Wonder, un drama de época dirigido por Sebastián Lelio.

Próximamente, la veremos en la esperada segunda parte de Dune, dirigida por Denis Villeneuve, en el rol de la princesa Irulan. Su incorporación a este universo épico confirma su lugar como una de las actrices más versátiles y codiciadas del momento.

Además, continúa apostando por el cine independiente y ha comenzado a producir algunos de sus propios proyectos, demostrando que su ambición artística va mucho más allá de actuar.

Entre la fuerza y la dulzura

Florence Pugh representa una nueva forma de ser actriz: valiente, auténtica, sin miedo al qué dirán, y con una inteligencia emocional que traspasa la pantalla. Puede ser feroz y vulnerable, cómica y trágica, elegante y punk.

En una industria que todavía intenta encasillar a las mujeres en ciertos roles, Florence desafía esa lógica con cada decisión profesional y personal. Su carrera, construida a base de riesgos y convicciones, es una prueba de que la autenticidad, cuando está acompañada de talento, no solo es posible, sino deseada.

Pugh no vino a encajar. Vino a romper moldes. Y lo está haciendo, con fuerza, con estilo, y con una sonrisa que dice: “No me subestimes”.